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Del libro de Raúl Burgos quiero resaltar, quizás, unas últimas cualidades.
Todas estas discusiones sobre hegemonía, sociedad civil, Estado ampliado, revolución pasiva, etc., son discusiones que parecen muy normales, muy comunes, muy habituales en el ámbito italiano, por razones obvias. También por razones obvias parece que más allá de esa geografía no interesan a otras personas. Sin embargo, Gramsci tiene una amplísima recepción en América Latina y el Caribe y necesita también ser explicada en las claves específicas en las cuales se da esa recepción. Ese es el principal valor del libro de Raúl Burgos:
trata de buscar cuáles son las claves de la recepción de Gramsci en América Latina y el Caribe desde la discusión alrededor del término hegemonía. Esto tiene, ya vimos, un componente en primer lugar económico: eso es también un aporte que hace América Latina y el Caribe.
Esto, como ven, es una discusión de política práctica, de supervivencia práctica y la virtud del libro es la de poner esa discusión en clave compleja, en clave gramsciana, a través de un concepto básico que es el de hegemonía y de cómo se ha ido construyendo en América Latina del Caribe una escuela propia que trata de entender esos asuntos.
Raúl Burgos hace de esa manera un guiño en el texto a un concepto de José Martí — yo no sé si él es consciente de esto que voy a decir, pero yo soy cubano — . Es un concepto que está en Nuestra América y que los cubanos lo conocemos un poquito: «Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea». Yo no sé si Raúl es consciente de eso pero él llega a la misma conclusión de José Martí por otra vía, por la vía de Gramsci, quien — como dije al principio, también viene de una especie de «aldea» y también tiene que superar su propio aldeanismo meridional sardo — .
Raúl Burgos nos dice que no solo hemos construido una manera peculiar de comprender la hegemonía, desde las claves gramscianas, sino que eso constituye toda una escuela particular. Nos dice, concretamente, que nos presenta
un panorama de las principales corrientes de pensamiento en que se plasmó la recepción del pensamiento de Gramsci en América Latina, en particular de la teoría de la hegemonía, argumentando que en la diversidad de interpretaciones involucradas podemos encontrar características generales que nos permiten sugerir que se ha constituido lo que, de forma hipotética, propongo llamar como Escuela Latinoamericana de la Hegemonía.
Cuando Raúl Burgos nos dice que hace falta un concepto propio de hegemonía, no lo hace porque nos interese creernos aldeanos y deseemos tener un concepto de hegemonía latinoamericana propio que sea mejor o peor que el de Europa — como aquello tremendo del «barroco latinoamericano», aunque puede ser un chiste interno muy cubano — . ¡Es que nos hace falta en América Latina porque no nos sirve el de Europa!
Concluyo resaltando que estos tres libros que nos regalan Kañi y La Riel: Gramsci , ayer y hoy, Cómo trabajaba Gramsci y ¿Hacia una escuela latinoamericana de la hegemonía?, más Introducción a Gramsci pueden hacer y hacen un tremendo esfuerzo en función de no sólo comprender quién es Gramsci, quién fue Gramsci, la magnitud de su pensamiento, sino su condición de combatiente revolucionario y cuánto de ello nos sirve en las batallas actuales y futuras de los revolucionarios y comunistas en esta parte del continente.